El nudo perenne es el
símbolo celta del amor, el nudo que nunca se deshace y representa la
unión eterna. Simboliza la unión eterna de los enamorados mas allá del
tiempo y el espacio.
Como no tiene ni
principio ni fin, se le atribuye también a este símbolo el don de la
eternidad, la vida infinita a través de la reencarnación. Se
acostumbraba en las familias celtas, a pasar este símbolo de padres a
hijos durante generaciones, para perpetuar de manera infinita su linaje.
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