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lunes, 29 de abril de 2019

El Ave Fénix

El Fénix era un ave maravillosamente bella que vivía en el paraíso, junto con el primer hombre y la primera mujer, a los que seguía a todas partes. Cuando adán y Eva fueron expulsados, un ángel portador de una espada de fuego fue designado para cuidar las puertas del paraíso e impedir que la pareja pudiera volver al Edén.
 Empujado por el amor y la lealtad, el ave Fénix intentó impedir que las puertas se cerraran definitivamente para sus amigos. Entonces, una chispa saltó de la espada del guardián y el hermoso plumaje del ave se encendió, terminando con su vida en una llamarada multicolor.
Quizá como un premio por haber sido la única bestia que se había negado a probar el fruto prohibido, o quizás porque era injusto que un acto de amor terminara en una muerte así, el caso es que todos los ángeles estuvieron de acuerdo en concederle al ave Fénix varios dones, como el de sanar las heridas de otros seres vivos con sus lágrimas y el de la vida eterna.
 Según la leyenda, cuando le llegaba la hora de morir, el ave Fénix hacía un nido de especias y hierbas aromáticas y ponía en él un único huevo. Después de empollarlo durante algunos días, una noche, al caer el sol, el Fénix ardía espontáneamente, quemándose por completo y reduciéndose a cenizas.
Gracias al calor de las llamas, se terminaba de empollar el huevo y, al amanecer, el cascarón se rompía, resurgiendo de entre los restos aún humeantes el ave Fénix. No era otra ave, era el mismo Fénix, siempre único y eterno, aunque siempre más joven y fuerte que antes de morir. Siempre más sabio porque tenía, además, la virtud de recordar todo lo aprendido en su vida anterior.

martes, 9 de abril de 2019

Lauburu


Traducido literalmente como cuatro cabezas (lau= cuatro y buru=cabeza), el lauburu es un símbolo mitológico antiquísimo que representa al sol. Un astro en movimiento, en forma de hélice, con formas curvilíneas. Es común a casi toda Europa y se extendió de unos pueblos a otros aunque está asociado, sobre todo con la tradición celta.
Es un signo de buen augurio y representa al sol que ahuyenta el influjo del mal, por eso se pueden ver lauburus grabados en piedra, sobre las puertas de muchas casas y caseríos (casas rurales tradicionales vascas). También se utiliza como símbolo de ornamentación en dinteles de puertas, armarios, cajas, tumbas, y se utiliza en joyería para hacer colgantes, pulseras y pendientes.