Viajes.
Es el antiguo símbolo de la estrella polar, que antes de la invención de las brújulas era utilizado por los
viajeros para no perder el rumbo en sus travesías y que los celtas nos
legaron como recordatorio de no perder la dirección en la travesía mas
importante, la de nuestra vida o en vivir nuestra vida. Dar orientación o
rumbo a nuestras vidas es un reto, constantemente confundimos lo
urgente con lo importante. Corremos aunque no sabemos para que o a donde
vamos. Nos mantenemos siempre ocupados para justificar que hacemos
algo, aunque ese comportamiento nos haga improductivos, pues al no
gratificarnos no estamos teniendo energía adicional. Y pretendemos ser
perfectos lo que nos conduce a la intolerancia. Responder a estos
mandatos impulsores es muy frecuente, estamos acondicionados
culturalmente a hacerlo y con ello perdemos el rumbo.