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martes, 28 de marzo de 2017

Árbol de la vida.

 
El bosque era el templo para los Celtas y los árboles las columnas sobre las que se sustentaba ese templo. Para los celtas la naturaleza es importantísima, ya que en ella se encontraban los medios con los que cubrían
sus necesidades más básicas y la representaron como un solo árbol, un árbol de fuertes raíces enterradas en el suelo, como señal de aceptación de las enseñanzas de nuestros ancestros y de nuestra comunicación con ellos, con el mundo de los espíritus. Con sus ramas tocaban el cielo, con sus raíces, descendían al mundo de los muertos.
Las grandes ramas repletas de hojas eran para ellos la vida en todo su esplendor. La esencia de la vida. Cada árbol poseía un significado distinto, desde la protección del abedul a la imaginación del sauce o la sabiduría del fresno.
En todos los hogares debería estar presente este símbolo ya que en él está reflejado todo. La memoria irrenunciable de nuestros orígenes, el presente y la previsión de un futuro protegido y feliz.
 

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